jueves, 29 de agosto de 2013

La salud mental no es un juego

Un buen equilibrio entre nosotros y nuestro entorno socio-cultural nos da una gran calidad de vida y por tanto, una salud mental favorable. El comportamiento de una persona en su vida diaria dice mucho de su salud mental. La manera de afrontar nuevos retos, conocer gente nueva o hacerle frente a situaciones difíciles o momentos traumáticos, permiten conocer en qué estado se encuentra la persona.
La convivencia con otras personas puede hacer que nuestra salud mental oscile entre valores máximos, que son aquellos momentos en los que estamos a gusto con nosotros mismos y tocamos con la yema de los dedos la propia felicidad, y mínimos, aquellos en los que no podemos con nuestra condición y tiraríamos a alguien por la ventana. Esto podría contribuir a muchas enfermedades somáticas y afectivas como la depresión o la ansiedad.
Cuidar nuestra salud mental no es fácil. A veces no queda más remedio que someternos a situaciones que no nos vienen nada bien y que debemos afrontar de la mejor forma posible. Y en algunos momentos en los que nos sentimos solos nos preguntamos si lo hemos perdido todo por nuestra mala cabeza. No todos los casos serán iguales, pero deberíamos pensar si realmente lo hemos perdido todo o nos hemos librado del mayor veneno de nuestras vidas y del peor arma de destrucción de nuestra salud mental. 
El mayor error que podemos cometer es empecinarnos en solucionar los problemas de los demás y verlos como si fueran nuestros. Podemos ayudar y dar opiniones, pero no CARGAR. Nuestra salud mental está en juego. Es un patrimonio que debemos cuidar y mimar por encima de todas las cosas.

                                         
"En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad"
Facundo Cabral (Cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino)

lunes, 19 de agosto de 2013

Todos los niños van al cielo

"La teoría del filantrocapitalismo me ha enseñado que no sólo el resolver el problema social de la educación produce una oferta de trabajadores calificados para las próximas décadas, sino que crea también consumidores valiosos e inteligentes. Lo que parece para ellos una caridad es en realidad un buen negocio cuando se mira bien. Varios estudios académicos han demostrado que invertir en educación es la inversión más sólida que puedes hacer. Por cada dólar invertido en la educación básica de un niño, eventualmente se le retribuirán 17 dólares al Estado. Si me preguntan, esa es una retribución increíblemente saludable para una inversión."
Crecemos en un ambiente entrañable, divertido, familiar y muy acogedor. Un ambiente muy diferente al que se someten miles de niños diariamente. Niños que no cuentan con una buena educación, no comen los alimentos necesarios para sobrevivir o no tienen las herramientas básicas para llevar una vida digna. Bien, si lo miramos así y sabemos aprovechar las oportunidades que se nos brindan, conoceremos lo que estos niños viven y la suerte que hemos tenido. Pero cuando en nuestro entorno nos ven como el mayor desecho de la sociedad nos preguntamos qué es mejor, si haber aprovechado todas las oportunidades que hemos tenido y de las que hemos sacado rentabilidad, o haber crecido como niños huérfanos sin una educación digna.
Parece mentira que hayamos vivido tanto tiempo juntos. Ahora empiezo a preguntarme si el mayor desecho de la sociedad soy yo o eres tú, que no estás dispuesto a evolucionar como persona, abrirte y querer a los tuyos por lo que son y por cómo son. Cierras la puerta y lloras mares de lágrimas como si nada te importara. Pero es algo tuyo, algo que salió de ti, de tus entrañas. ¿Vas a dejar que se vaya y tome su camino sin tu apoyo y tu amor incondicional?
Me niego a pensar que ese niño que creció contigo debe hacerse mayor. Se irá de casa, pero no lo dejaré crecer. Ese niño seguirá siendo niño. "El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta".

                                                         
"Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad"
Karl Augustus Menninger (Psiquiatra estadounidense)
                                                       

miércoles, 7 de agosto de 2013

Una gran celebración

Noté inquietud en su voz, como si temiera un peligro desconocido. La desgracia llamó a la puerta del Señor Chop, que se levantó temprano para ir a entrenar. Cuando abrió la puerta de su cuarto encontró a "Sombrita" tirado en el suelo, demacrado y con la cabeza desfigurada. Lo único que quedaba de su gran amigo, era el recuerdo y el tiempo que habían vivido juntos. "La casa del lago" era un lugar abierto donde el peligro, por muy pequeño que fuera, acechaba a todo ser viviente. El Señor Chop, después de llamarme y contarme lo sucedido, lloró aquella pérdida durante varios días.
Poco después me tocó a mí. Tras pasar una noche horrible soñando que "Angy" se escapaba de su jaula, me encontré a "Ani" tirada en el suelo de la suya. La verdad es que esa semana no les había hecho demasiado caso y la muda de plumas es una época del año en la que hay que atenderlos mejor y darles todo el cariño del mundo. Pero yo tampoco estaba por la labor y sinceramente, no era el mejor mes de mi vida. Mis lazos con "Ani" no tenían nada que ver con los que llegué a entablar con "Chispitas" o con "Onoria". Se trataba de una relación seca y sin contenido. Un saludo cordial, un besito de vez en cuando y pequeñas miradas de odio cuando le echaba de comer. No iba a echarla de menos: mi existencia no dependía de la suya.
Entretanto en "la casa del lago" se había propagado la noticia de que "la reina de la barrigota" había dado a luz. Se palpaba en el ambiente, se olía entre los árboles y se veía en los ojos de todos los que vivían allí. Era el momento de celebrar lo que esperábamos desde hacía varios meses. Por fin la "reina de la barrigota" dejó de tener aquella enorme barriga para traer al mundo a dos preciosas criaturas. Las llamamos "Chopy" y "Piecito". Esos días se celebraría una de las mejores fiestas del año.
Agazapados entre las plantas y las esculturas del jardín se encontraban la Señora Carmita y el perro "Lucas". Dos seres que yo no había conocido la primera vez que fui a "la casa del lago". La Señora Carmita era una mujer abierta, fuerte y con una mente prodigiosa. Yo sentía que nadie me había comprendido tanto en la vida como ella en ese momento. Me dejaba hablar y me escuchaba, dos cualidades que a mi parecer hemos dejado correr por los barrancos. Me sentía acogido en aquella casa y eso es algo que pocas veces he podido contar. Por otra parte estaba "Lucas", un perro enorme y gordito que cada vez que me miraba lo hacía con tristeza y dolor. Seguramente lo habrá pasado mal en su vida y ahora necesita amor de los que tiene a su alrededor. La juventud de "Chopy" y "Piecito" será la encargada de alegrarnos la vida en los próximos meses.

"Un hijo es como una lámpara en un lugar oscuro"
Proverbio indostaní