Un buen equilibrio entre nosotros y nuestro entorno socio-cultural nos da una gran calidad de vida y por tanto, una salud mental favorable. El comportamiento de una persona en su vida diaria dice mucho de su salud mental. La manera de afrontar nuevos retos, conocer gente nueva o hacerle frente a situaciones difíciles o momentos traumáticos, permiten conocer en qué estado se encuentra la persona.
La convivencia con otras personas puede hacer que nuestra salud mental oscile entre valores máximos, que son aquellos momentos en los que estamos a gusto con nosotros mismos y tocamos con la yema de los dedos la propia felicidad, y mínimos, aquellos en los que no podemos con nuestra condición y tiraríamos a alguien por la ventana. Esto podría contribuir a muchas enfermedades somáticas y afectivas como la depresión o la ansiedad.
Cuidar nuestra salud mental no es fácil. A veces no queda más remedio que someternos a situaciones que no nos vienen nada bien y que debemos afrontar de la mejor forma posible. Y en algunos momentos en los que nos sentimos solos nos preguntamos si lo hemos perdido todo por nuestra mala cabeza. No todos los casos serán iguales, pero deberíamos pensar si realmente lo hemos perdido todo o nos hemos librado del mayor veneno de nuestras vidas y del peor arma de destrucción de nuestra salud mental.
El mayor error que podemos cometer es empecinarnos en solucionar los problemas de los demás y verlos como si fueran nuestros. Podemos ayudar y dar opiniones, pero no CARGAR. Nuestra salud mental está en juego. Es un patrimonio que debemos cuidar y mimar por encima de todas las cosas.
"En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad"
Facundo Cabral (Cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino)