Lo primero que percibió "Angy" al volver en sí después de una gran fiesta de fin de año, fue el olor rancio proveniente de la hermosa "Amelie". "Chispitas" y "Pepín", no sabían qué estaba ocurriendo allí.
Unas semanas atrás, mi hermano y yo habíamos preparado todo para que se produjera un posible embarazo. Pero claro, lo que no sabíamos era quién iba a ser la madre y mucho menos el padre.
A medida que pasaban los días, "Pepín" mostraba un gran interés por "Amelie", sin embargo, ésta hacía caso omiso a sus señales de humo y sus ojos, encantados con el color rosa escandaloso, sólo seguían el rastro de aquella mujer tan extraña llamada "Angy".
Al ver esto, decidimos dejar a "Amelie" y a "Angy" solas en una jaula. Por supuesto era la única jaula preparada para tener niños y contaba con todos los utensilios necesarios para que alguna de ellas decidiera ser madre en cualquier momento. Y así fue, desde ese mismo día "Amelie" comenzó a fabricar su nido con paja que nosotros habíamos comprado en la tienda de animales. Aunque a veces intentaba arrancarle las plumas de la cola a "Angy" y las ponía en el nido.
Justo el día 1 de enero de 2012, "Amelie" puso un huevo. Nada había creado tanta expectación en Santa Úrsula como aquel acontecimiento.
Detrás de nuestro edificio hay un barranco y en él se puede encontrar una gran variedad de seres vivos. De hecho, ahí fue donde la madre de "Onoria" y "Simonorio" dejó a sus hijos a la intemperie sin dejar ni una sola huella en el lugar. Pues el día en que "Amelie" puso el huevo, una pareja de pollos gritaba enloquecidamente; no estaban acostumbrados a este tipo de situaciones y el olor que desprendía nuestro balcón era símbolo de fiesta y de celebración. "Camu" y "Sanchete" pasaban meses y meses viajando de huerta en huerta, en busca de nuevas aventuras y de nuevos proyectos que les diesen alguna motivación. Al principio pensé que se trataba de "Onoria" y algún amiguito nuevo, pero "Onoria" era una de esas personas ecuánimes, que cumplen con su deber sin aspavientos y que tienen el alma en paz, así que aquella gallina salerosa llamada "Camu" no tenía nada que ver con ella. Es más, "Onoria" nunca hubiese gritado tanto ante una simple puesta de huevos.
El día 3 de enero, "Amelie" había puesto otros dos huevos. Finalmente, tres huevos relucientes brillaban en aquel nido y no había más remedio que decir que "Angy" se había comportado como el gran macho alfa de la manada.
"La raza humana no debería poner todos sus huevos en la misma cesta, o en el mismo planeta; esperemos poder evitar que la cesta se caiga antes de haber esparcido la carga"
Stephen Hawking (Físico, cosmólogo y divulgador británico)
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