sábado, 11 de junio de 2011

La mujer reencarnada

El pasado mes de abril mi hermano cumplió años y decidió comprarse un pájaro Canario con el dinero que le dieron. Lo llamó "Chispitas", en honor a su color naranja y sus manchas amarillentas. Hasta aquí parece que todo es normal, pero no, aprovechando este acontecimiento, una dulce pajarita apareció de la nada en la casa de mi abuela. Comenzó a cantar como una gran musa, dejando claro que no quería irse de allí sin poder adoptar a algún artista que estuviera insatisfecho con su trabajo. Mi hermano no era ese artista, pero pudo cazarla sin piedad alguna. Se trataba de un pequeño Diamante mandarín, o también conocido como Pinzón cebra. Lo metió en una jaula y lo llevó a mi casa, donde lo colocó junto a "Chispitas". En ese momento yo no estaba, pero cuando llegué me llevé una gran sorpresa. Unos viejos ojos y una sonrisa prominente me miraban fijamente, no era la primera vez que los veía y sentía que algo estaba a punto de ocurrir. Tras unos segundos de miradas intensivas, llegué a la conclusión de que aquella pájara era "Onoria".
Ya sé que la reencarnación no es una palabra que aparezca demasiado en mi vocabulario, pero esta vez era bastante obvio. La mujer que se había ido sin despedirse volvió de nuevo, con más ganas que nunca, con más cariño y con más sabiduría e inteligencia.
"Onoria", una mujer comprometida con el mundo, que no se deja eclipsar por ninguna "demo peluda" que intente llamar la atención tirando nueces desde el campanario y que tampoco se deja comer por cualquier renacuajo hambriento que quiera pasarla por la piedra. Ella sabe a dónde va y de dónde viene, lo que quiere y lo que no quiere. Una mujer que no se "posiciona" cuando dos de sus amigos más cercanos están enfrentados, sabe que los dos la necesitan y que lo que haya entre ellos le debe importar un "carajo". Juntos hemos aprendido a comprender la materia desde el punto de vista cuántico, el punto de vista atómico y el punto de vista nuclear, aunque ella prefería quedarse mirándome fijamente, mientras yo deliraba al son de la física.
Aunque desaparezca, volverá a mi. Aún tiene mucho más que aportar y yo seguiré ahí para transmitir sus preocupaciones.

"La nobleza está en ti, eres libre y puedes decidir"
Virgilio Suárez (Cantautor hondureño, canción "Ningún sueño")

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