domingo, 22 de septiembre de 2013

Terminando el Sombrero

Terminar el sombrero de manzanas para la Reina de Corazones no es una tarea fácil. Sí, ultimar sombreros en esta vida puede ser algo bueno y necesario para nuestro crecimiento personal, aunque también puede ser muy complicado y engorroso. A veces terminamos sombreros horrorosos, que no nos dejan evolucionar y progresar en la vida. Cuya copa sólo incluye momentos de dolor y decepción. Es difícil saber si estás sumergido en un sombrero de este tipo, pero en cuanto lo descubres, la única opción viable es terminarlo con la cabeza bien alta. Sin embargo, cuando rematamos un buen sombrero y nos sentimos apenados por ello, pensamos que el siguiente sombrero puede ser bastante complejo y duro de tejer. No tiene por qué ser así. Tal vez el siguiente sombrero podría ser el mejor que hayamos construido jamás.
Arrepentirnos del 'Ahora o Nunca' no es la opción correcta. Sería dar mil pasos hacia atrás a estas alturas de la película. Las personas que nos quieren deben respetar nuestras decisiones, siempre que no vayan contra natura y que no tengamos que fastidiar a nadie por el camino. En estos momentos la única que me viene a la cabeza es Rose Dawson. Ella sí que terminó un sombrero. De esos que no dejan ver las caras de las mujeres en las bodas y que son de alta costura. Martirizada y torturada psicológicamente, dijo adiós a todo aquello que no quería y que odiaba profundamente para estar con el hombre al que amaba y con el que quería compartir su vida eternamente. Luego el destino fue otro, pero supo entender que en aquellos momentos de su vida era más importante la felicidad que todas las riquezas que su prometido pudiera dar. Así es, Rose Dawson comenzó el mejor sombrero que hubiese construido jamás.
No es malo comenzarlos o terminarlos, lo malo es estancarnos. Es importante aprovechar las oportunidades que nos llegan y bailar la deliranza hasta la muerte. Nunca se sabe si estamos ante un nuevo y fabuloso sombrero.

                                           
"¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?"
Vincent van Gogh (Pintor neerlandés)
                                          

viernes, 6 de septiembre de 2013

Gracias por Existir

"Dos amigos recorrían el Camino de Santiago. Un día, quizá por el cansancio, el sol y el polvo, uno de ellos pegó un empujón al otro. El empujado se paró y en la arena escribió: <<Hoy mi verdadero amigo me empujó>>. Pasaron las jornadas de caminata y, quien en su día fue empujado, estaba a punto de ahogarse en un río bravo. Sin pensárselo, su amigo se lanzó y le salvó. Acto seguido, escribió: <<Hoy mi verdadero amigo me salvó la vida>>. Pero esta vez lo grabó con una navaja en la piedra."
Son momentos duros, momentos para escapar corriendo, aquellos en los que abandonamos el juego y salimos perdiendo. No hay ganas para afrontar absolutamente nada y la tristeza deshoja los pocos pétalos que alegran nuestro rostro. Las heridas, traviesas y profundas, desmienten cualquier tipo de felicidad que mostremos ante las cámaras. Así es, nuestro dominio óptico no es capaz de percibir tal fenómeno del organismo. Maligno, perverso y tan dañino como el tabaco. Un virus inmortal.
Mantente alejado nos dicen los especialistas, tratando de resolver lo que no tiene solución y animando lo que la brisa abandonó. Pero cuando todo parece perdido, aparece, de la nada, como un sol naciente. Te esperaba amigo. Apareciste en el momento justo y necesario. No puedo estar más seguro de lo que digo. Los hilos fueron movidos de una forma extraordinaria. No sé quién, cómo ni por qué, pero lo hizo. Cerrar una puerta y abrir una ventana del tamaño del Big Ben sólo puede ser algo de origen divino, algo antinatural, algo que nuestras mentes no pueden alcanzar. Solamente queda decir gracias. Gracias por venir y estar aquí, por aguantar y prevenir. Por estar a la altura de las circunstancias y no desistir. En definitiva, gracias por existir.
                                        
                                                                                                       
"Siempre me ha parecido que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano"
Heinz Günther Konsalik (Escritor alemán)