jueves, 26 de agosto de 2010

"Que me quedes tú"

Hoy me levanté con ganas de escribir sobre mi cantante favorita, sí, Shakira, esa mujer que me ha hecho levantar con su música en esos momentos en los que uno no tiene ganas de luchar. No soy músico, ni tengo mucha idea de si Shakira es una gran artista, pero el hecho de poder hacerme sentir lo que me ha hecho sentir en muchos momentos la convierten en mi preferida y por lo tanto, en una gran artista. Así es ella, una chica simple nacida en Barranquilla (Colombia), cuyo objetivo en esta vida era transmitir su música y enviar sus letras a cualquier rincón del mundo.
Pese a que muchos pueden pensar que el nombre "Shakira" significa comercio y una gran cantidad de dinero, para mi siempre significará la chica con los "Pies Descalzos", un título que da nombre a su tercer disco y a su fundación para la infancia en Colombia, con el que llegó a sitios de toda Latinoamérica y a España. Un disco con una mezcla entre pop y rock, y por supuesto con los detalles que sólo Shakira sabe darle a sus discos.
Creo que la primera canción que llegó a mis oidos fue "Estoy Aquí", aunque como en ese entonces no contaba con internet ni con un reproductor de CD, no tenía ni idea de quién era la que estaba cantando aquello. Pasó bastante tiempo y yo seguía escuchando "Estoy Aquí", estaba claro que alguien desde muy lejos me estaba llamando y me estaba diciendo que llevaba ahí esperando desde hacía mucho tiempo.


Luego llegó "Dónde están los ladrones", un disco dedicado a unas personas que le robaron todas las letras de las canciones a Shakira en un aeropuerto. Las llevaba en un maletín, pero junto a ellas iba una cámara de última generación, la cual era el único interés para estas personas. Se llevaron el maletín con la cámara, pero allí estaba un tesoro más valioso, las letras del próximo disco de Shakira. Después de esto, tuvo que volver a empezar a escribir.
De este disco sí que llegaron letras a mis oidos, desde "Ciega, Sordomuda" a "Inevitable". Mi edad tan mínima y mi inocencia hicieron que "Ciega, Sordomuda" fuese una de las canciones que más llegaron a mí. ¿Quién no ha tenido esos amores platónicos que te hacen cortar las venas cada dos segundos? Pues sí, yo, me he pasado toda la vida enamorado de gente que por unas circunstancias o por otras nunca se enteraban de que yo estaba ahí, jajaja... Ahora puedo contarlo y reir, pero en aquel momento era mi mayor amargura.
¿Quién era esa mujer? Una mujer con una voz muy particular y que me hizo sentir en las nubes muchas veces. En algún momento de mi vida tendría que encontrármela, ya fuera por la radio, por la televisión o por cualquier medio. Lo peor de todo es que hasta que yo no supe quién era realmente, tampoco supe que todas esas canciones eran suyas. Yo había escuchado un "Estoy Aquí", que podría venir de una cantante joven y que nunca más se llegó a oir, también un "Inevitable", que podría ser de cualquier cantautora latina de los últimos tiempos, pero todas ellas pertenecían a la misma cantante, aunque yo aún no era capaz de deducirlo.
En el año 2001 aproximadamente salió al mercado "Servicio de Lavandería", un CD que la primera vez que lo escuché me hizo levantar del suelo. "Suerte" fue la encargada de cerrar todas aquellas dudas y de empezar a remover el pasado, siendo Shakira la cantante que cantaba aquella canción bailable y con unos sonidos de fondo muy peculiares que provenían de los Andes. Sus ritmos latinos y esas flautas andinas tan manipuladoras me hicieron buscar información sobre esta mujer, encontrando una gran discografía a sus espaldas.
Todo era muy curioso, la vida me la había pasado escuchando canciones de una mujer que resultaba ser la compositora de todas aquellas letras que a mi me sobrepasaban. Shakira, la mujer con las caderas que no mienten, ha sido la encargada de mantenerme oyendo las mismas canciones una y otra vez, cosa que es bastante rara porque normalmente me canso de todo lo que escucho. Por esta razón siempre digo, "Que me quedes tú", Shakira.

"¿Por qué va a estar mal algo que puede estar bien?, ¿por qué va a estar bien algo que puede estar muy bien?, ¿por qué va a estar muy bien algo que puede estar grandioso?" 

Shakira

"Es difícil ser lo que Shakira es hoy en su carrera, no solo por su genio y su juicio, sino por el milagro de una madurez inconcebible a su edad. Cuesta trabajo entender semejante poder de creación compatible con sus trenzas negras de ayer, las rojas de hoy, las verdes de mañana.
Hoy el sueño está más que cumplido. La música de Shakira tiene una impronta personal que no se parece a la de nadie, y nadie la canta ni la baila como ella a ninguna edad con una sensualidad inocente que parece inventada por ella. Se dice fácil: "Si no canto me muero". Pero en Shakira es cierto: si no canta no vive. Lo único que le devuelve la paz del espíritu es la soledad en medio de las muchedumbres. Una vez en el escenario no tiene el temor escénico, sino todo lo contrario: el terror de no estar allí. "Me siento -dice- como un león en la selva". Es uno de esos pocos espacios donde la oportunidad real de mostrar lo que es, lo que ha sido y lo único que será sin duda hasta la muerte.
Muy pocas veces se deja ver el cansancio, pero no hay que engañarse. En una serie de cuarenta conciertos que hizo en Argentina no dio una mínima muestra de fatiga, pero en los últimos alguien la esperaba entre bambalinas para llevarla cargada hasta la camioneta. En diversas ocasiones ha tenido taquicardias, inflamación del colon, o alergias de la piel"

Gabriel García Márquez (Escritor, novelista, cuentista, guionista y periodista colombiano)

"El amor que siento por mi padre y que profeso, no “al azar” pero sí de cara al viento, jamás ha sido ciego, puesto que sólo basta con ver el material del que está hecha su alma para quererlo aún más. Tampoco es un amor sordo, y mucho menos mudo, ya que sin duda alguna ha sido a través de la palabra oral y escrita como William el escritor, el hombre y, aún mejor, el padre, más contundentemente se manifiestan.
Si el amor al “Pater” pudiese compararse con la anatomía de una célula, no dudaría que el núcleo de la misma sería el complejo edípico natural en todas las niñas cuyo primer ser fundamental es su padre, y si esto fuese así entonces la mitocondria de esta célula amorosa sería la admiración que él ha sabido desde siempre despertarme. Esta última no vino indefectiblemente junto con el cargo de “hija”, se la ganó solo, porque si existe en él un arma de fascinación que bien ha conseguido utilizar conmigo y un vehículo infalible de comunicación entre mi padre y yo, ha sido la palabra... es a través de ella como me ha otorgado las más profundas e invaluables lecciones de vida.
Mi primer poema, “La rosa de cristal”, lo escribí a los cuatro años de edad e iba dedicado a mi madre. Imagino que alguna influencia secreta habían ejercido en mí las tantas declaraciones de amor improvisadas en servilletas que en ocasiones mi padre decidía obsequiarle. Algo de lo que tal vez ni él ni yo habíamos sido conscientes hasta hoy, fue cómo a través de ellas también me estaría obsequiando una vocación y la forma más eficaz de agarrar con las dos manos el corazón de un ser amado.
A los siete años le pedí a Santa Claus que me regalara una máquina de escribir en aras de también querer sentirme poseída por aquella entidad invisible que subyugaba a mi padre durante largas horas frente a su máquina Olympia. Escribí entonces con mi nuevo juguete una serie de salmos, poemas y cartas a Ronald Reagan, Gorbachov y Arafat, que dudo hayan alguna vez arribado a las inaccesibles manos de sus destinatarios.
Todo esto porque, en mi afán de imitarlo, sabía de decenas de cartas que mi padre en ocasiones y con tan poco pudor había dirigido a líderes mundiales, quizá con algo más de suerte que yo; como también de tantos otros artículos de género epistolar que aparecían publicados en el diario local bajo su columna semanal ‘Si yo fuera presidente’. Aquellos textos iban cargados de las sugerencias si acaso vehementes pero bien intencionadas de un ciudadano común y corriente para muchos, pero único en el mundo para mí.
Aquella sensación embriagante y adictiva de la que sabía víctima a mi padre cada vez que escuchaba el sonido de sus dedos de mecanógrafo posados sobre las teclas, jamás tuve la dicha de experimentarla escribiendo cartas a Reagan, sentada frente a aquella maquinilla gris que me habían traído del Polo Norte.
William Mebarak Chadid, alias Karabem, me sigue inspirando, tanto como para hacerme cometer la imprudencia de convertirme esta vez en su editora.
Muchos de ustedes se preguntarán cómo fue que llegué de pseudopoetisa a compositora, de compositora a cantante, de cantante a bailarina, y de bailarina a esto. Pues bien, no me extenderé en despejar las dudas que fácilmente pueden ser aclaradas a través de Wikipedia. Lo que sí puedo es contarles cómo al encontrarme durante mi gira en México, cada noche al bajarme del escenario me ponía mi pijama más cómodo y, con una taza de café entre los dedos, ojeaba las páginas de este libro. Logré reírme tantas veces sola con algunas de las ocurrencias de mi padre y cuando menos me percaté ya había tenido la osadía de suprimir algunos textos y manipular el orden de los mismos para lograr una secuencia que, a pesar de ecléctica, adquiriera una cierta armonía que egoístamente me complaciera.
La confianza que mi padre depositó en mí mientras realizaba este trabajo, me permitió fácilmente editar lo que creía conveniente."

Shakira

martes, 24 de agosto de 2010

Mañanas con Sonido

Una mañana se presentó una gata embarazada en el edificio donde vivo y se quedó allí durante un largo rato. Luego se volvió a ir y apareció al día siguiente con la misma cara de tristeza con la que yo la había visto el primer día. Pasaron días y días y la gata seguía viniendo, hasta que un hermoso día me asomé al balcón de mi piso y no solo vi a la gata, había 4 gatos más, seguramente los había tenido esa misma noche. 
Llegó un día en el que uno de los gatitos había desaparecido, puede que haya muerto, puede que haya escapado o simplemente que alguien de mi propio edificio lo haya cogido y lo tuviese en su piso. Tras este acontecimiento la gata no se apartaba de sus tres hijos, seguía todos sus pasos, no los dejaba salir a la calle e incluso mostraba rabia cuando alguien intentaba acercarse a ellos.
Otro horrible día de este verano y después de dos meses en los que la gata estuvo en mi edificio, desaparece con uno de los gatitos, quedándose a solas dos de ellos, uno negro completamente y el otro gris con rayas marrones. Pasaron días en medio de aquellos árboles y con el único alimento que se les daba, ya que ellos aún no eran capaces de cazar su comida y nadie estaba por la labor de verlos pasando hambre.
En estos últimos días los gatitos se muestran muy sociables y maullan a la luz de la luna con sus vocecitas agudas y débiles, sintiendo unas enormes ganas de vivir esta oportunidad que la vida les brindó. Cada vez que alguien sale del edificio están ellos con una gran sonrisa dispuestos a dejarse acariciar y a sentirse protegidos durante unos segundos.
Hoy mismo no necesité ningún despertador para salir de mi cama, eran las 8 cuando uno de ellos empezó a maullar como un loco sin dejar pausa entre cada maullido. Una persona había ido a buscar su coche al garaje y el gatito negro se había quedado atrapado en aquel cuarto oscuro lleno de telas de araña y con un único hueco por el que entra el aire. Se sintió perdido, asustado, atemorizado ante aquella situación, nadie acudía a rescatarlo y su hermano se encontraba al otro lado de la puerta, el cual había oido sus gritos y no tenía las herramientas adecuadas para hacer algo. Alguien volvió a abrir el garaje y el gatito salió como un preso que lleva siglos encerrado en su jaula, con la única esperanza de ver a su hermano y de volver a la normalidad. Allí estaba, esperando como aquella familia que espera ansiosa la vuelta de su hijo, hermano o simplemente familiar.
¿Qué hubiese pasado si la gata fuese una mujer? No podemos comparar a los animales con las personas, pero estamos todos en el mismo mundo, ¿no? Con las mismas posibilidades de sobrevivir si nos econtramos en la calle, donde debemos buscar alimento de cualquier manera y sin importar los medios con los que lo consigamos.

¿Creen que este tipo de situaciones sólo le ocurre a los animales?
Ahí dejo eso...

"Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz"
Friedrich Nietzsche (Filósofo, poeta, músico y filólogo alemán)

domingo, 22 de agosto de 2010

"Ceder"

- "Peleando no se consigue jamás lo suficiente, pero cediendo se consigue más de lo que se espera."
- "Encuéntrate y sé tú mismo; recuerda que no hay nadie como tú."
- "Donde esté tu interés allí estará tu energía."


"Es un arte saber ceder en lo trivial"
Doménico Cieri Estrada (Escritor mexicano)